miércoles, 19 de diciembre de 2012

CUENTO DE NAVIDAD

EL PROTAGONISTA DE LA NAVIDAD

        Se lo dedico especialmente a aquellos que, al pensar en el portal de Belén, se detienen en miran a la mula y el buey.
                 Ya no he podido resistir más y he saltado de la cama dando un brinco. Me doy cuenta de que las mantas han protegido mi sueño toda la noche. ¡Qué frío está el cuarto!. La abuela Carlota siempre me regaña cuando me quejo: “Acuérdate del Niño Jesús en el pesebre. Era más pequeño que tú y no tenía ni patucos, ni mantas, ni ese pijama que tanto te gusta y con el que tan calentito duermes!” . A mí me dan ganas de replicar a la abuela: “¡ Pero si es Dios! “ . Sin embargo, apuesto por callarme porque se altera y sé que no le gusta que le lleve la contraria en este tipo de cuestiones. Dice que ella sabe más y que yo todavía soy muy pequeño.


Me asomo a la ventana ¡hoy espero una gran nevada!. El cielo está azul jacinto y la ciudad ya está abierta a la vida ¡ siempre me pilla la delantera! - pienso -. Y hoy más que nunca porque no tengo prisa por ir al colegio. Estoy de vacaciones. Y es que, esta noche es Nochebuena.
 

 
Escena del Belén del Santuario de Torreciudad (Huesca)
 
Estoy muy nervioso. El tío Manolo está a punto de llegar. Vendrá con su zurrón cargado de figurillas nuevas para nuestro Belén. Dice que cada año el Nacimiento tiene que ser distinto porque así caemos en la cuenta de que el Niño Jesús está vivo; es una manera de evitar que nos acostumbremos. Yo no entiendo mucho lo que quiere decir pero me parece muy bien porque a mí lo que me gusta es montar las figuras con él. Ya me estoy imaginando el hueco de la chimenea forrada de papel y cubierta de musgo fresco; el Castillo de Herodes a la izquierda y a la derecha el portal de Belén construido con las maderas que papá reservará para esta ocasión. Al fondo, junto a la estrella, situaré a los Reyes Magos. Antes de colocar en su sitio a Baltasar le apuntaré que no se olvide de los regalos que quiero que me traiga este año. Y entre una escena y otra, para hacer bulto, pondré a los pastores, las ovejas, los árboles diminutos y la aldea donde no faltará el carpintero y la lavandera, como desean mis padres, ¡ para eso son del gremio!. Luego lo completaremos con el serrín y los copos de nieve aún en contra de la voluntad de mi abuela porque dice que lo ensuciamos todo y luego lo tiene que recoger ella.
            Percibo en el primer piso una voz ronca y gastada que en seguida reconozco. ¡Es la de mi tío! Como no me da tiempo a bañarme, he decidido ponerme la ropa del día anterior que está en el respaldo de la silla: los pantalones de pana bombachos y el jersey de rayas que noto un poco apelmazado y sobre todo frío por haber estado toda la noche fuera del armario – “Si lo hubiera guardado tal y como me sugirió la abuela…”. ¡ No se cómo lo hace pero siempre acabo dándole la razón. Me consuela pensar que cuando yo sea mayor y tenga sus canas, heredaré su sabiduría.
            Oigo las carcajadas de mi tío que, en cuanto me ve, extiende sus fuertes brazos para que me envuelva en ellos. Siento el mismo calorcito que cuando estoy en la cama con todas mis mantas.
            Vuelca el zurrón sobre la mesa y para mi sorpresa sólo encuentro las tres figuras del Nacimiento: la Virgen cuya mirada está recogida en la contemplación de su Hijo, San José ¡menos mal ¡-, pienso, - porque si no, papá se iba a enfadar y, por último, el Niño Jesús encima de unas pajas. No consigo salir de mi asombro. Este año no ha traído el Castillo de Herodes, tampoco hay pastores, ni ovejas, ni aldea, ni riachuelo, ni siquiera Reyes Magos. Este descubrimiento intensifica mi desilusión porque pienso que a Baltasar se le van a olvidar mis regalos, ¡con tantos niños!.
            Me he girado para buscar la mirada de mi tío pues necesito que me explique por qué esta Navidad empieza a ser diferente. Y él, fijando sus ojos en los míos, a punto de inundarlos de lágrimas, con una sonrisa en sus labios, mientras se inclina para ponerse a mi altura, acaricia con su mano mi pelo rubio y despeinado y me susurra: “ Luis, esta Nochebuena el protagonista será sólo Jesús”.
¡Feliz Navidad!
 


 
 

3 comentarios:

Matosa dijo...

Me encanta! y la dedicación del principio, muy acertada!!!

Rocio dijo...

¡Qué preciosidad! Es un verdadero cuento de Navidad. Lo lees como si de verdad lo estuvieras viviendo y cuando acabas de leerlo no quieres salir de allí. ¡Enhorabuena Sylvia! y ¡Feliz Navidad!

Anónimo dijo...

Eres un crack! Feliz Navidad