Era 27 de septiembre. La ciudad de Madrid se despertó con una marea humana que, en sereno caminar, se dirigía a Valdebebas para asistir a la Beatificación de Álvaro del Portillo.
Todo tan bien preparado, tan bien pensado: las capillas para custodiar las formas consagradas para la comunión eucarística, los confesonarios - ¡80 nada más y nada menos!- para "empezar de nuevo", con la ayuda del Dios y el nuevo Beato, que durante toda la ceremonia estuvieron ocupados.
Y al día siguiente Misa del Prelado del Opus Dei para dar gracias...
Y, ¿cómo lo he hecho? Pues, muy fácil, entrando en la página Web del Opus Dei para ver en directo la urna instalada en la Basílica de San Eugenio que permanecerá hasta el 2 de octubre cuando volverá a ser trasladada a la Sede Prelaticia.
Allí he estado, he rezado y he pedido... sencillamente ¡una pasada!. ¿Quieres probarlo? TE INVITO...
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