El curso anual o convivencia es un parón que hacemos en el Opus Dei durante 20 ó 25 días para descansar y estudiar. Además, es un momento para convivir con gente de la Obra y para comprobar que, siendo tod@s muy diferentes por forma de ser, profesión, ciudad y aficiones, mantenemos un denominador común: somos disfruton@s por naturaleza y no perdemos la alegría y el buen humor o las ganas de aprovechar el tiempo ni siquiera en pleno corazón de Sevilla ¡a más de 40º!. Y es que la felicidad no tiene nada que ver con el aire acondicionado o con ser del mismo pueblo; suele traspasar los termómetros urbanos y las fronteras territoriales.
Así nos lo ha enseñado San Josemaría y así hemos aprendido a sacar mucha "chispa" a la vida, llegue como llegue - en este caso, he de decir que la gracia sevillana y andaluza han contribuido a darle un toque especial -. Y es que en el Opus Dei lo pasamos "de miedo" y sin mucha parafernalia porque se vive lo ordinario como extraordinario conscientes de que cualquier momento o circunstancia de la vida pueden llevar a Dios. Por eso, "todo sabe bien" y "todo es bueno". 
Ha sido además una gran ocasión para conocer de "primera mano" toda la formación cristiana que a través de la Prelatura se imparte en Clubes y Colegios repartidos a los largo de Andalucía Occidental y Extremadura: Tierrallana y el Club Batel en Huelva; El Nogal en Córdoba; Grazalema en el Puerto de Santa María; el Club Tamarindos en Cádiz; Puertoblanco en Algeciras; Albaydar, Entrepuentes, Ribamar, Club Palmera, Club Villablanca, Entreolivos en Sevilla y por último y no por eso menos importante, los de Badajoz: Puertapalma y el Club Portalege, entre muchos otros que no he recogido en esta lista para no hacerla interminable. Toda una experiencia... Ahora, toca lo de siempre pero con las energías renovadas. Así que ¡MUCHO ANIMO y A TRABAJAR!.
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